Subastando el motín de mis estrofas,
piernas, doncellas de labios gruesos,
y ese camino infinito desde el cuello
hasta el lugar donde mueren los besos.
Escupiendo en el suburbio de mis palabras,
levantando las faldas al poema
y soplando,
soplando suavemente entre sus letras.
Esta noche los piratas se ahogan
en mis versos,
otro trago entre colillas
y el neón de mis pupilas
resplandece como estrella
en la rutina de ese cielo que me mira.
Esta noche entre mis frases
se tropiezan los guerreros,
otra vez volviendo a casa
con el mapa del tesoro en el bolsillo,
otra vez volviendo a casa
sin el gusto de vivir lo conseguido.
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