Voy a ser
poeta,
me pondré un
fular en el cuello
que
estrangule mi cabeza,
me dejaré
perilla
y media
barba,
cometeré homicidio
en primer grado
a mi
alopecia,
rebuscaré en
el diccionario
con la misma
habilidad
que en la
basura
y hablaré
con propiedad
cuando
discuta.
Voy a ser
poeta,
me sentaré
en un bar
con mi cuaderno
y mi
cerveza,
y si se tercia,
escribiré
sobre las tetas
de esa mujer
que hace que tiemble
mi bragueta.
Voy a ser
poeta,
triste
avatar de un sueño,
rapsoda en
las tertulias
de eruditos
y embusteros,
fumaré en
pipa,
perderé la
mirada
en las
hogueras,
me llamaré
Don Héctor
José Cela,
y si hace
falta,
me moriré a
la fuerza.