El día que
se inventó la decencia
yo debía de
estar en otra parte,
porque por
la noche floto
en el neón
de todas las ciudades
embutido en
mis pantalones
de chico
malo,
y desde el
suelo paso el rato
tirando
piedras a la luna,
siempre dejo
tres para
Septiembre
en esa
asignatura
que es la
vida,
y vomito en
el cajón
de mis
poemas
las mañanas
de resaca.
Definitivamente,
el día que
se inventó la decencia
yo estaba de
borrachera.
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