Preciso un guante para cada caricia,
de agua, de fuego, de noche y de día,
y así rotar de estigmas sin esfuerzo
para cada secuencia de la vida,
incluso para tocar a cámara lenta
las cumbres del trigal de la existencia,
también para alternar tortazos a la luna,
al sol, a las estrellas, al cielo, al mediodía,
para robar en mis sueños,
y no tenerme que dejar las huellas dactilares
dormidas en mi almohada,
exijo guantes blancos para el timo,
para el golpe del siglo de cada día,
y así desbalijar valijas al cartero,
leer todas las cartas, diseccionar remites,
distorsionar postdatas,
pero si quiero guantes para algo concluyente,
es por si araño el nicho,
si resucito en muerte.
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