Cuando no quieran estar contigo
las mañanas,
y amanezcas cerca de una estatua
muriéndose entre las sábanas,
cuando el camión de la basura
te despierte antes que una mano
en la entrepierna,
antes de que se te marchiten
los gemidos,
antes de que hablen las almohadas,
antes de que comience la rutina,
por favor,
abre la puerta y olvida.
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